Datos personales

Mi foto
Villafranca de los Barros, Extremadura

lunes, 30 de agosto de 2010

LA ENCUESTA



Suena el teléfono.

-“¿Dígame?”.

Una voz agradable te responde desde el otro lado:

-“Buenas tardes, somos de la empresa (…) y estamos realizando una pequeña encuesta telefónica a fin de conocer un poco las necesidades de la zona. ¿Qué le parece?”.

Esta es la pregunta trampa y yo como un pardillo (eso sí educado, pero pardillo) digo:

-“Me parece bien”. A ver alma de cántaro para qué dices que te parece bien. Ya te enganchó y no te queda más remedio que aguantar lo que te echen.

-“¿Conoce Ud. los dispositivos ahorradores de agua?; ¿Le preocupa el medio ambiente?; seguro que le gustan los animales; supongo que querrá lo mejor para su familia, ¿verdad?”... Yo para quedar bien le digo a todo que sí.

- “Enhorabuena. Por ser Ud. un padre entregado que disfruta con sus hijos de la naturaleza en compañía de su mascota le convierte en candidato ideal para probar nuestro maravilloso producto. En breves días le visitará un comercial. Buenas tardes.”

-“Buenas tardes”.

Y con el auricular aún pegado a la oreja me digo:

- “Pero si yo no tengo perro. Y…¿qué es lo que he comprado?”

Estamos asediados y no nos vemos libres de llamaditas con la excusa de una encuesta que después se convierten en una venta. Abusan de nosotros y se aprovechan de la función de social que puede tener un sondeo para poder colarse en nuestras vidas. De esta forma, lo que se ha conseguido es que cada vez que te pregunta alguien si quieres participar en una encuesta es que pongas pies en polvorosa. Alguna de estas encuestas pueden llegar a ser realmente peligrosas, pues están también planteadas que llegan literalmente a “desnudarte” y a dejarte expuesto a cualquier tipo de ataque si no eres capaz de ponerles límites, y normalmente a esto es a lo que juegan estos “encuestadores telefónicos” que tienen la ventaja de al menos tener buena parte de tus datos personales en sus manos.

¿Y si hablamos de encuestas políticas? ¿Son realmente efectivas o tienen un fin propagandístico? Cuando publican los resultados de estos sondeos llega a haber tal baile de cifras que resulta vergonzoso que algunos medios se atrevan a publicarlos. Y es que resulta muy fácil llegar a tan distintos resultados dependiendo del peso que tengan ciertas preguntas en la conclusión final o si no fíjense en tres preguntas típicas que se hacen en estas encuestas: ¿Quién es su favorito?; ¿quién cree que va a ganar?; ¿a quién va a votar? Según la importancia que se le quiera dar a cada una de las cuestiones planteadas y tal como está el panorama político actual podría aparecer como vencedora de las próximas elecciones la mismísima Belén Esteban.

Entiendo que a veces pueda resultar difícil formular la pregunta correcta y plantear las premisas idóneas pero yo, como le pasó al gato, del agua fría huyo y cada vez que me preguntan si quiero participar en una encuesta pongo mil excusas para eludir el compromiso (sobre todo si está relacionada con temas que pueden estar politizados), porque siempre me da la impresión que conteste lo que conteste mi respuesta será interpretada en un sentido que nunca coincidirá totalmente con mi pensamiento y me daría la sensación de estar encasillado en algún grupo en el que no quiero estar.

1 comentario:

  1. Saludos, Felipe.

    Las encuestas, a menudo son las culpables de que la entidad interesada en un sentido u otro, nos coloque en las noticias un globo sonda posterior.

    ResponderEliminar