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Villafranca de los Barros, Extremadura

martes, 19 de octubre de 2010

MÁS DE LO MISMO


No creo que nos pille a nadie por sorpresa. El giro de Merkel hacia la derecha era algo ya esperado. Es ya una práctica habitual que los líderes conservadores europeos ante la falta de ideas y la baja popularidad desentierren viejos fantasmas : extranjería y la pérdida de los valores nacionales. El caso es que la canciller alemana no ha sido tan radical como Berlusconi permitiendo la quema de campamentos, ni tan expeditiva como Sarkozy haciendo "limpieza" en los alrededores de París. Lo suyo ha sido más bien como un guiño hacia la derecha más radical alemana, que al igual que en otros paises vienen pisando fuertes.

Decir que en Europa ha fracasado la multiculturalidad es lo mismo que decir que ha fracasado Europa como tal, pues ¿qué es entonces la Unión Europea?, ¿no representa un conglomerado de culturas, religiones, etnias y tradiciones distintas? Cuando se creó la CEE tras acabar la 2ª Guerra Mundial no se perseguía otro fin que el de proteger las economías de los paises que la crearon ante las grandes potencias que habían surgido. Sin embargo, el camino que estaba llevando la Unión en los últimos años (al menos esa es mi impresión) era el de conseguir una Europa defensora de las políticas sociales, una Europa empeñada en abrir las puertas a los países que estuvieron tras el "Telón de Acero" y una Europa empeñada en estrechar lazos con las naciones de su entorno con el fín de conseguir mejoras económicas y sociales en dichos países. Creo que todo esto no es más que papel mojado, al menos en esta Europa conservadora en la que vivimos ahora.

Creo que Merkel debería ser más valiente y definir de una forma más clara qué entiende ella por el fracaso de la multiculturalidad y, sobre todo, explicar a los alemanes y al resto de europeos qué métodos empleará para averiguar quién está integrado y quién no. No se sabe si hará un exámen tal y como proponía su homólogo francés o si establecerá distinciones entre etnias, clases sociales o religiones, pero me da la impresión de que Merkel no dará ese paso para no contrariar a sus socios de gobierno. Prefiere sondear a la población para averiguar por dónde soplan los vientos, lo mismo que hace el PP aquí en España. No es más que otra muestra de la cobardía de algunos dirigentes.

Si prospera esta idea del fracaso de la multiculturalidad no nos quedará otra opción que volver a refundar la CEE, sin más compromiso que el económico e incluso sin moneda única, pues ya se sabe que el dinero no tiene el mismo valor en unas culturas o en otras. Además, si Merkel está empeñada en exigir la integración total del inmigrante, aquí debemos hacer lo mismo. Debemos exigir a toda la colonia alemana que vive en Baleares y a todos los ingleses que viven en la Costa del Sol que hablen perfectamente el castellano, que vayan a misa (católica por supuesto) los domingos y en los menús de sus bares (con nombre español) deben incluir al menos, o la tortilla de patatas o los callos.




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