FASCISMO, CON TODAS LA LETRAS.

Que la inmigración es un problema todo el mundo lo sabe, pero que algunos piensen que la solución a este problema es el camino que han tomado ciertos gobernantes, o son ignorantes o es que prefieren mirar para otro lado -me quedo con la segunda opción-. Que tengo un grupo de ilegales de vecinos, que me los quiten de mi vista; que hay campamentos de gitanos, que los asalten al estilo del general Custer; que en mi país hay demasiados "moros", pues que venga "Jose Mari" y desenvaine a Tizona.

En Francia se echan las manos a la cabeza porque desde el Parlamento Europeo alguien los compara con el gobierno de Hitler cuando éste se dedicó a expulsar y a encerrar en guetos a gitanos, judíos o cualquier otro que no fuera bien mirado por las autoridades germanas. A nadie le gusta que le coloquen ciertas etiquetas, y quizás la comparación con Hitler sea excesiva, pero el camino que están tomando algunos gobiernos -y algunos candidatos para gobernar- no da lugar a dudas: exaltar la idea de nación frente al individuo; centralismo; buscar un enemigo en quien purgar los males de la sociedad; aprovechamiento demagógico de los miedos y frustaciones colectivos... Para mí no tiene otro calificativo que fascismo.

En Italia no cabe duda que tienen una reencarnación del "Duce" en la persona de Berlusconi, en Francia Sarkozy a dado un paso de gigante para ponerse a la altura de su homólogo italiano y en Alemania están empezando a llamar a las puertas de la casa de Merkel. Algunos dirigentes del PP en España bordean peligrosamente la frontera de lo "políticamente correcto" y lanzan mensajes de inspiración netamente fascista en su afán por encontrar una nueva bolsa de votos que les devuelva al poder. En Cataluña, Alicia Sanchez Camacho no ha dudado en publicar un test con el que intentar convencer a los catalanes que todos comparten las mismas "preocupaciones" en cuestiones de inmigración. Los llamados "neocon" -pupilos de Aznar- buscan que las ideas del "Tea Party" americano se puedan implantar en España. ¿Estamos en un camino de no retorno? Prefiero pensar que no.

De momento, parece que la Comisión Europea está dispuesta a dar la batalla en esta guerra, lo que no sabemos hasta cuándo podrá combatir pues ya hemos visto que la mayoría de dirigentes europeos (incluyendo a nuestro querido presidente) están decididos a apoyar al francés. Cuando Merkel no tenga más remedio que serguirle el juego a Sarkozy, ¿qué fronteras estableceremos dentro de la Unión Europea?; ¿podremos circular los comunitarios libremente por territorio europeo?; ¿podrá, por ejemplo, circular libremente un gitano español?

Existen multitud de soluciones antes de llegar a estos extremos, pero de cara a la galería no vende tanto como la limpieza étnica y la exaltación del nacionalismo, y ya ha habido otros momentos donde la Unión Europea podía haber intervenido, pero prefirieron mirar para otro lado y colgarle el "mochuelo" a los países fronterizos para que frenasen la avalancha de inmigrantes que venían diariamente, cosa que Berlusconi supo cumplir pues dejaba abandonados a su suerte en alta mar los barcos llenos de inmigrantes, todo ello con el beneplácito de la Unión Europea.