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Villafranca de los Barros, Extremadura

domingo, 21 de agosto de 2011

LA RE-EVANGELIZACIÓN DE ESPAÑA

La Católica España anda perdida. Aquella España que evangelizaba el Nuevo Mundo y que mandaba dineros y tropas para proteger al Vaticano de sus enemigos, hace ya tiempo que dejó de existir. Aquella España que logró expulsar al "moro infiel", ahora se rinde a sus pies y permite la islamización del territorio patrio. Aquella España que en otros tiempos santificaba la unión entre un hombre y una mujer, ahora corre desbocada hacia la destrucción de la familia, primero con el divorcio y por último, con el matrimonio homosexual. Pero, sin duda alguna, la España que se ha perdido definitivamente (al menos eso espero) es aquella comandada por señores de agrio carácter y viejas solteronas con mantilla a la cabeza que, en vez de atender a sus rezos, vigilaban que todos se santiguaran ante el Paso de una procesión.

Pero a parte de todo esto, hay algo que sin duda a herido a la Iglesia Católica en lo más profundo de sus entrañas: el laicismo. Este nieto de republicano que nos ha tocado de presidente, quiso que la vieja España tuviera un gobierno laico, pero ni supo ni le dejaron explicarse a tiempo. Pensando que el laicismo sería como el progresismo -es decir, una nueva forma de llamar a lo que en la época de Felipe González se llamó socialismo-, la gente llana, viviendo aún de los réditos del ladrillo especulativo, no le prestó atención a este deseo presidencial. Pero cuando todo esto se vino abajo y nos dimos de bruces con la realidad, desde los medios cavernarios nos metían por los ojos otra realidad: el exceso de emigrantes islámicos y el intento de retirar los crucifijos de las escuelas. - "Quieren islamizarnos"-, no han parado de repetir una y otra vez estos propagadores del miedo. Muchos empezaron a comprender entonces el significado real de laicismo: no es más que una islamización encubierta.

Ante la inminente caída del "Estado del Mal-estar", Benedicto XVI y miles de jóvenes -alguno de ellos con demasiado ardor en las venas- han llegado a España para "pisarle el cuello" al maligno, emulando a la Madre de Cristo en una acción que Dios predijo a la serpiente allá por el Génesis. Con grandes recursos (pagados por no sé quién) y con la ayuda de una gran campaña de marketing (propia y ajena) la Iglesia de Roma a aterrizado en España con el fin de volver a encauzarla y ponerla de nuevo en el camino del bien. Ha sido tal el despliegue que incluso han traído de todos los puntos de la Católica España distintos pasos procesionales para escenificar a lo grande el Vía Crucis papal, rematando la "faena" con una procesión magna por las calles de Madrid y en pleno mes Agosto. Sólo un hecho enturbió la dicha del momento. La Hermandad del Nazareno de Murcia abandonó antes de tiempo el desfile procesional, heridos en su orgullo, por que sus hermanos de la sevillana hermandad de la Virgen de Regla se colaron en la procesión, dejando de lado ambas hermandades la humildad cristiana en favor de la soberbia y la vanidad. ¿Se habrán confesado ya? Al menos me queda la esperanza de que Francisco Camps -sentado a la derecha de Trillo en 1ª fila del desfile- haya confesado sus pecados ante Dios. Eso sí, convenientemente asesorado por Federico por supuesto. 

Cuento las horas para que todo esto termine, y rezo para que en el próximo intento de laicidad, este país esté realmente preparado para dar ese paso.


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